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La historia detrás de DamBel, emprendimiento cordobés que fomenta la economía circular

Yamila fomentaba la economía circular incluso desde antes de saber qué significaba. Esta es su historia.
Yamila Belén Quilis, creadora de DamBel. Foto: gentileza.

Yamila Belén Quilis no entendía de economía circular ni de proyectos sustentables cuando, allá por el 2015, creó DamBel, un emprendimiento que tenía como principal objetivo contribuir a la economía familiar.“DamBel no surgió como un emprendimiento sustentable, ni como un emprendimiento ecológico, sino que fue una alternativa de autoempleo en un momento crítico, durante una situación de crisis a nivel familiar. Fue la solución que encontramos para vender algo rápido, con una ganancia”, explica Yamila en diálogo con CBA Viva.

En ese entonces Yamila vivía con su mamá, instaló el taller en el garaje de su casa, y su novio (que actualmente es el padre de sus dos hijos) la ayudó creando las primeras máquinas para hacer vasos a partir de botellas recicladas.

“Habíamos visto videos en Internet, nos parecía rápido, fácil y, en su momento, innovador. Después entendimos que todo el mundo puede cortar una botella de vidrio en la casa, y nos fuimos actualizando”, explica.

“Franco, mi pareja, me ayudó a hacer las máquinas y las primeras pruebas las hicimos con botellas que encontrábamos en la calle. Personalmente siempre me gustó el diseño gráfico, y para hacer algo diferente les diseñaba los vinilos, o algún sticker que se pudiera personalizar”, recuerda.

“En ese entonces estaba estudiando Trabajo Social y no tenía mucha idea de sustentabilidad, ni del impacto ambiental de lo que estábamos haciendo. De a poquito empezaron a entrar pedidos mayoristas y nos dimos cuenta que esa botella que estábamos trabajando en vez de terminar en la calle, terminaba siendo un vaso excelente. De repente, un solo pedido, significaba 200 botellas menos en la calle”, recuerda pensar.

Yamila reconoce que en ese momento no tenía “las herramientas ni el conocimiento” para saber cuál era el impacto de lo que estaban haciendo, pero sentían que iban por el buen camino.

“Al principio íbamos a recorrer los boliches cuando cerraban y nos llevamos las bolsas, pero ahí venía de todo, botellas y basura de todo tipo. Luego nos encontramos con una familia que separaba las botellas de vidrio, las molían y vendían por kilo. En ese entonces les pagaban, no sé, $0,20 el kilo de vidrio molido y entonces nosotros les ofrecimos comprarles las botellas enteras y pagarles por unidad, 10 veces más de lo que ellos cobraban por kilo. Esta familia llegó a juntarnos 1000 botellas por quincena”, recuerda.

Desde su emprendimiento Yamila no solo estaba reutilizando materia prima, sino que además le daba trabajo a gente de su comunidad, dos pilares fundamentales de la economía circular, que ella aún desconocía.

“También teníamos un amigo que tenía flete, y él nos hacía los traslados. Así, de repente, nos encontrábamos trabajando en conjunto con un montón de personas”, explica y cuenta que esto funcionó así hasta que llegó la pandemia.

En ese entonces los boliches cerraron, la familia que los ayudaba se mudó en búsqueda de otro trabajo y fue entonces que los centros verdes de la ciudad pasaron a ser sus principales proveedores de botellas, y luego las eco-subastas.

Rumbo a lo sustentable

“Sabíamos que lo que estábamos haciendo tenía algún impacto, pero no teníamos las herramientas ni el conocimiento para distinguirlo. En ese momento no se hablaba de economía circular como ahora”, apunta Yamila.

“Por ese motivo desde DamBel no hablábamos de reciclaje, o de economía circular, no me sentía capacitada para decir ‘esto es ecológico’, prefería optar por decir ‘esto es artesanal’. Y efectivamente, cuando empecé a estudiar me di cuenta que había cosas que veníamos haciendo mal, y que no eran ecológicas. Por ejemplo, entregábamos los productos en bolsas de plástico, los packs de vasos envueltos en film, pero bueno… aprendimos y nos fuimos adaptando”, cuenta.

“Hice muchas capacitaciones, me anoté en una diplomatura de economía circular, actualmente estoy haciendo la Tecnicatura, y ya hace un tiempo que decidí involucrarme absolutamente con todo lo que tiene que ver con el paradigma de la economía circular, y las prácticas ambientales”, explica y sigue: “Siento que DamBel está en transición aún, soy consciente que hay muchos aspectos que todavía debemos resolver para ser 100% circulares. Pero apostamos de lleno a un desarrollo sostenible y creemos que nuestro rol como emprendedores es poder dar a conocer nuestras prácticas, además de la venta y la rentabilidad”.

“Siento que es necesario poder difundir que queremos producir de manera consciente y respetuosa. La construcción de saberes es fundamental, por eso cada vez estoy más atenta al contenido que difundo”, apunta.

“Desde chica mi mamá siempre me hizo hincapié en que todo lo que hacemos deja una huella, y nosotros somos quienes elegimos qué tipo de huella dejar. Hoy ese es mi lema y la enseñanza que busco transmitir, porque producir de manera respetuosa, deja una huella enorme”, cierra.

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