Más de 90 escuelas rurales en la provincia de Córdoba ya cuentan con sistemas de energía renovable, una transformación silenciosa pero profunda que garantiza no solo el acceso a electricidad, sino también a Internet, tecnología educativa y mejores condiciones para estudiantes y docentes que viven alejados de los centros urbanos.
Energía limpia para un acceso equitativo a la educación
El proyecto forma parte del Programa de provisión de energías renovables en zonas remotas, que lleva más de dos décadas en marcha gracias al trabajo de la Secretaría de Planificación Energética del Ministerio de Infraestructura y Servicios Públicos. Su objetivo es claro: brindar soluciones energéticas sostenibles a establecimientos educativos rurales que no están conectados a la red eléctrica convencional.
Esta política pública incluye la instalación de sistemas solares fotovoltaicos y eólicos con almacenamiento, además de tecnología de telecomunicaciones, permitiendo que más de 1.000 personas —entre estudiantes, docentes y personal— puedan acceder a una educación moderna, segura y con igualdad de oportunidades.
Cómo impacta esta tecnología en la vida cotidiana de las escuelas
Los beneficios son concretos: acceso permanente a Internet satelital, uso simultáneo de aulas virtuales, computadoras, impresoras, proyectores y otros dispositivos esenciales para las actividades escolares. También se mejora la calidad de vida en aspectos cotidianos, como la conservación de alimentos o la comunicación con otras instituciones.
“El nuevo equipo permite conectar todos los implementos del aula virtual y usar Internet de forma permanente, tanto los alumnos como los vecinos”, relató Elinor Noemí Tulián, directora de la escuela Gregoria Matorras, en La Estancita.
Inversión con impacto ambiental y social
La provincia no solo apostó por la conectividad, sino también por el cuidado del ambiente. Gracias a estas instalaciones, se evita la emisión de más de 378 toneladas de CO₂ al año, mientras se generan 212.115 kWh anuales de energía renovable, con una potencia total instalada de 132,5 kWp.
Entre 2019 y 2020, 57 escuelas fueron repotenciadas con nuevos paneles solares, baterías de gel de larga duración y mejoras eléctricas, mediante una inversión de 2,6 millones de dólares, financiada por el Banco Mundial a través del programa nacional PERMER II.
Conectividad, inclusión y arraigo en el territorio
En zonas donde antes solo existía aislamiento, ahora hay condiciones para enseñar inglés, cultura digital y tecnología. La energía renovable no solo enciende luces, sino también nuevas oportunidades educativas. Como expresó Patricia Domínguez, directora de la escuela Leopoldo Lugones en Las Jarillas: “Usamos Internet, el proyector, la impresora y hasta un equipo de música para clases y actos. Hoy podemos comunicarnos con las autoridades de forma rápida y efectiva”.
Un caso que lo resume todo: la escuela Almafuerte
En el paraje Los Chañaritos, en el departamento Cruz del Eje, la escuela Almafuerte duplicó su capacidad de generación solar, lo que mejoró notablemente el acceso a Internet, la conservación de alimentos y el desarrollo de actividades pedagógicas. “Ahora conservamos mejor la comida y el Internet anda muy bien. Mis hijos están felices”, contó Daniela Ballera, cocinera y madre de alumnos.
Para la docente Belén Rivarola, la mejora se traduce en un salto de calidad: “Después de la jornada habitual, los chicos tienen la quinta hora, donde se enseña cultura digital, tecnología e inglés. La energía y la conectividad son esenciales para que eso sea posible”, asegura en una gacetilla oficial.
Una política que conecta derechos y futuro
Este programa demuestra que el acceso a energía limpia y conectividad no es un privilegio, sino un derecho educativo básico, aun en las zonas más alejadas. A través de estas acciones, Córdoba avanza hacia una educación rural más inclusiva, equitativa y sostenible, fortaleciendo el arraigo en el territorio y garantizando que el lugar de residencia ya no defina las oportunidades de aprendizaje.