El bioasfalto es una alternativa más amigable con el ambiente que el asfalto tradicional, ya que se produce utilizando recursos renovables, en lugar de petróleo. En el caso de Córdoba, el bioasfalto se elabora a partir de biodiesel y una de sus características principales es que se trabaja en frío, a diferencia de las mezclas asfálticas tradicionales que se elaboran en caliente. Esto trae beneficios en la capacidad de maniobra y, además de ser más simple de aplicar, requiere un menor despliegue de maquinaria.
El bioasfalto y su perspectiva ambiental
Desde una perspectiva ambiental, el bioasfalto es más sustentable. Se estima que el uso de B100 (combustible diésel hecho 100% de aceites vegetales) y las características del polímero empleado reducen en un 27% promedio el contenido de asfalto, lo que implica una disminución similar en la huella de carbono. Por ello, se denomina BioAsfalto 27 o AB27. Adicionalmente, reduce la temperatura del proceso de elaboración y evita la emisión de vapores que produce el asfalto en caliente, contribuyendo también a la reducción de la huella de carbono. En Córdoba, bioasfalto se utiliza con buenos resultados en trabajos de bacheo y reparación de carpetas asfálticas.
Córdoba y el bioasfalto
La Provincia de Córdoba, junto con la empresa Afema y la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la UNC (FCEFyN), busca avanzar en la homologación del producto para su posterior uso a gran escala en obras viales. Por el momento, el compuesto ya se emplea en trabajos de bacheo y reparaciones.
Diferencias entre el bioasfalto y el asfalto tradicional
Existen varias diferencias clave entre el bioasfalto (o biomezclas) y el asfalto tradicional. A continuación repasamos algunas de ellas:
- Composición. El asfalto tradicional tiene un aporte muy significativo de hidrocarburos y es un derivado del petróleo. El bioasfalto reemplaza una proporción de este asfalto con biodiesel.
- Temperatura de aplicación. Como se detalló anteriormente, las mezclas asfálticas tradicionales se elaboran y trabajan en caliente mientras que las biomezclas se trabajan en frío.
- Proceso de aplicación. El asfalto tradicional requiere la instalación de una planta de fabricación cercana a la obra y equipos de al menos 15 trabajadores con maquinaria pesada para su colocación en caliente. Las biomezclas se pueden trabajar con pequeñas cuadrillas y requieren un menor despliegue de maquinaria.
- Impacto ambiental. El asfalto tradicional implica la emisión de vapores y tiene una mayor huella de carbono al derivar del petróleo. El bioasfalto es más sustentable, reduce la huella de carbono al usar biodiesel y evita la emisión de vapores en su elaboración. Genera menor impacto en el entorno.
- Aplicaciones preferidas. Mientras el asfalto en caliente es la opción más adecuada para la ejecución de grandes obras viales como autopistas o rutas, las biomezclas se posicionan como una solución ideal para zonas pobladas (por su menor impacto) y trabajos de bacheo o reparaciones. El uso del bioasfalto como carpeta de desgaste en pavimentos es más novedoso.