Desde 2019, la provincia de Córdoba utiliza bioasfalto principalmente para trabajos de bacheo y reparaciones de calles. Este material reemplaza al asfalto convencional y su aplicación presenta múltiples beneficios ambientales, técnicos y sociales.
Actualmente, gracias a un convenio entre el Gobierno de Córdoba y la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), se está estudiando en detalle las propiedades, aplicaciones posibles y limitaciones de este material, con el objetivo de escalar su uso en todo el territorio provincial.
En diálogo con CBA Viva Mariano Santillán, Director Provincial de Biocombustibles y Bioenergías, explica que el origen del bioasfalto en Córdoba está ligado al programa de financiamiento para plantas de biocombustibles lanzado en 2022/2023. Una de las primeras empresas que participó de este programa fue AFEMA, constructora cordobesa que, además de generar actualmente su propio biocombustible, comenzó a utilizarlo para la formulación de una biomezcla asfáltica, o bioasfalto, conocida comercialmente como Ez Street.
“Cuando a fines del 2023 desde la provincia comenzamos a meternos un poco más en el tema, notamos que AFEMA era representante comercial de una patente norteamericana llamada Ez Street, que básicamente tiene la prestación de un asfalto convencional para determinados usos, pero con una infinidad importantísima de beneficios”, explica Santillán.
Bioasfalto: una alternativa, varios beneficios
El bioasfalto se prepara en tibio (60°C) y se aplica en frío, sin necesidad de maquinaria especializada ni condiciones extremas de calor, como ocurre con el asfalto tradicional. “La colocación en frío reduce riesgos laborales, emisiones contaminantes y costos operativos. Además, el material puede almacenarse hasta un año sin perder sus propiedades”, explica Santillán.
Otras de las grandes ventajas del bioasfalto es su versatilidad y facilidad de uso. Mientras que el asfalto tradicional requiere de maquinaria pesada y equipos técnicos específicos, el bioasfalto puede colocarse de manera más sencilla. Esto, entre otras cosas, convierte al bioasfalto en una solución práctica para comunas pequeñas o municipios que necesitan hacer bacheo o mantenimiento de calles de forma independiente.
“Un intendente puede comprar bolsones de mil kilos, almacenarlos y utilizarlos según la necesidad. Es ideal para arreglos puntuales, como baches urbanos, que suelen demorarse por falta de recursos”, detalla el funcionario quien remarca que, frente a la necesidad, “muchas comunas y municipios que necesitan hacer bacheo lo consumen de forma marginal y agregan componentes que no son los adecuados, lo que termina siendo una solución poco efectiva”.
Además de su flexibilidad logística, el producto ofrece durabilidad y menor impacto ambiental. Según los estudios preliminares, la biomezcla reduce hasta un 30% la huella de carbono respecto al asfalto convencional, gracias al uso de biodiésel como componente principal.
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Bioasfalto, un sector que abre nuevas oportunidades laborales
En 2023, la Dirección de Biocombustibles y Bioenergías firmó un convenio con la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la UNC para realizar un seguimiento técnico-científico del producto.
El equipo estudia actualmente su comportamiento ante diferentes temperaturas, niveles de humedad y configuraciones viales, especialmente en bacheos contenidos, donde se ha demostrado una alta efectividad.
“Estamos identificando las aplicaciones ideales y también los límites del producto”, explica Mariano quien puede adelantar que los resultados obtenidos son, hasta el momento, considerablemente alentadores.
Además, este desarrollo abre nuevas oportunidades laborales en la provincia: desde la producción de biocombustibles, pasando por la preparación y mezcla del producto, hasta la capacitación técnica para su colocación, se genera una cadena de valor que fortalece la economía local.
Santillán explica que la posibilidad de generar nuevos puestos de trabajo a partir de la utilización del bioasfalto es una de las aristas más atractivas para la dirección provincial de biocombustibles y bioenergías. “Nosotros no solamente promovemos que la gente románticamente use el biocombustible, lo que queremos es generar puestos de trabajo, más allá de lo importantísimo que es mitigar nuestro impacto ambiental. El desarrollo de los biocombustibles a nivel local generan puestos de trabajo, y generan potencialidad del sector agropecuario”, analiza.
“Por otro lado, también se necesita mano de obra calificada para esto. Necesitamos gente que sepa preparar este asfalto, necesitamos gente que sepa elaborar biocombustibles y necesitamos gente que sepa colocar estos nuevos productos”, suma.
Un producto con identidad cordobesa
Aunque la base del biopolímero es importada, la preparación final del bioasfalto se realiza íntegramente en Córdoba. AFEMA produce su propio biodiésel localmente y realiza la mezcla en sus plantas asfálticas ubicadas en la ciudad capital.
“Estamos logrando un producto con componente biolocal y mano de obra cordobesa. El desafío ahora es certificar sus propiedades y ampliar su uso en todo el territorio”, afirma el director.
Considerando lo expuesto, el bioasfalto representa una solución concreta frente al desafío de construir infraestructura vial más sostenible, con menos impacto ambiental, mayor seguridad laboral y mejores oportunidades para los municipios.
“Los biocombustibles no solo deben pensarse para el transporte, sino también como parte de un proceso más amplio de transformación productiva y social”, concluye Santillán.