“A veces siento que me están filmando, como si fuera una cámara oculta. Todos los días pasa algo nuevo, un quilombo distinto. Pero seguimos. Hay que seguir”, asegura en diálogo con CBA Viva Fabrizio Ballardini, uno de los cinco socios fundadores de Godi, el local que ofrece pastas al paso en Córdoba. Y su confesión no es un lamento, sino una postal honesta del detrás de escena del emprendedurismo.
Godi, como proyecto, “tiene más años de lo que muchos creen”, dice Fabrizio, y continúa: “Resulta de una idea que veníamos masticando con mi hermano desde bastante chicos, por nuestra historia de vida en Italia. Vivimos 20 años allá y nuestros ancestros son italianos”.
“Siempre tuvimos las ganas de abrir algo propio, porque de alguna manera siempre estuvimos vinculados a la gastronomía, y somos bastante fanáticos. Durante la pandemia tuvimos una posibilidad de arrancar, pero bueno, justamente era un momento muy incierto, nosotros también éramos más chicos, así que decidimos esperar un poco”, suma. Y completa: “El objetivo que siempre tuvimos fue acercarles a los cordobeses ese pedacito de Italia, y que de alguna forma se sientan identificados. Porque el cordobés, de por sí, tiene muchos ancestros, mucha descendencia italiana. Entonces es un producto que ya forma parte de la cultura local, y del argentino en general. Vos pensá que Argentina está en el top 5 de países con mayor consumo de pastas a nivel mundial”, apunta.
En lo que a su negocio respecta, Ballardini es uno de esos emprendedores de entrega total. Está en el día a día, prepara pedidos, resuelve problemas, discute ideas con sus socios, se encarga de encontrar la mejor materia prima. “Somos cinco socios: Ivo, Cati, Mateo, Rami y yo y, aunque cada uno tiene un rol, todos hacemos todo. A veces no sabés si sos cocinero, mozo, community manager o plomero”, confiesa entre risas.
La historia detrás de Godi es una mezcla de intuición, obsesión por el producto y una idea muy clara: no subestimar al cliente. “En Italia aprendí que la gente tiene muy incorporada la cultura de la comida simple, rica y rápida. Acá, muchas veces, la comida rápida se asocia a algo de mala calidad, y eso queríamos cambiarlo”, explica. Desde su génesis, Godi busca ser una opción de comida que se adapte al ritmo de la ciudad, pero sin resignar calidad.
Emprender es una montaña rusa
—¿Cuáles sentís que son las enseñanzas más grandes que te dejó Godi como emprendedor desde sus inicios hasta hoy?
—Muchas. La verdad es que esto es como una montaña rusa. Hay días en los que te va increíble y días en los que decís “¿qué estoy haciendo?”. Aprendí a escuchar más, a delegar, a tener paciencia. También a entender que no todo es como uno lo imagina en la previa. Hay una parte romántica del proyecto, pero después está la realidad: el cliente que se queja, el proveedor que no llega, la heladera que se rompe. Y uno tiene que estar. Siempre.
—¿Qué le dirías a alguien que está con ganas de emprender en Córdoba?
—Que se anime, pero que no se ilusione con que va a ser fácil. Y que no lo haga solo por moda. Tiene que gustarte mucho el rubro, porque si no, te come. Yo estoy 24/7 pensando en esto, y aun así, a veces siento que no alcanza. También es clave tener socios con los que compartas valores, no solo ganas de facturar. Porque si no, cuando vienen los problemas, se desarma todo. A ver, motivos para no hacerlo vas a tener un millón. Pero si estás convencido, si te aferrás a la idea, si realmente creés que va a funcionar… de alguna forma, va a terminar funcionando.
—¿Qué errores, con el diario del lunes, ya no volverías a cometer?
—Al principio queríamos hacer todo perfectito y eso nos frenaba. Después entendimos que es mejor salir, probar, equivocarse y ajustar. Si esperás a que todo esté listo, no arrancás más. Y también aprendí a cuidar la energía: no podés estar en todo, todo el tiempo. Hay que confiar en el equipo. Y también es muy importante saber capitalizar todos los problemas que te van surgiendo, porque seguramente a la brevedad aparecerán otros, pero ya vas a tener otra actitud ante ellos.
Para Fabricio, la respuesta de la gente es clave para poder seguir adelante, incluso en medio de las adversidades. “Ver que alguien viene una vez por semana, que nos digan que nuestras pastas les recuerdan a las de su abuela, que tanto extrañaban, que te recomienden… eso te da un empujón increíble”, confiesa.
Una fórmula que rompe el esquema tradicional
En Godi no hay platos pretenciosos ni ingredientes exóticos: ofrecen pastas secas de varios tipos, salsas tradicionales y porciones generosas. Todo servido en bandejas listas para llevar o para comer parado en la vereda. El concepto de “al paso” está bien aplicado, pero sin resignar sabor ni cuidado. “Descubrimos que se puede hacer comida rápida de verdad, con buena materia prima, sin que sea impagable”, afirma. “Somos conscientes de que rompemos con el esquema de lo estacional, con lo tradicional que se conseguía hoy en la calle, pero decidimos ir por este camino y la verdad es que nos encanta”, apunta.
“No inventamos nada, pero lo hicimos bien. Le dimos mucha bola a los procesos, al producto, al punto de cocción. No se trata solo de qué vendés, sino de cómo lo hacés”, señala Fabrizio.
Al fin de cuentas, puede que emprender sea sinónimo de “un quilombo diario”, pero para quienes se animan, y lo hacen con pasión, la gratificación siempre termina siendo más fuerte.
Para ir
Godi se encuentra en la calle Caseros 329. Realizan envíos y también se puede encargar y retirar. Pedí acá.